Los labios . Es evidente que los labios son una increíble fuente de placer. Los labios son un importante foco de placer. De entrada, un buen porcentaje de relaciones comienzan con un apasionado beso, y el roce mutuo de los labios y unos pequeños mordiscos suelen llenarnos de placer.
Las orejas. Imagina lo que sientes cuando alguien te susurra algo al oído, o cuando te mordisquean el lóbulo. Esta parte del cuerpo humano tiene múltiples terminaciones nerviosas que lo convierten en un punto muy importante para dar placer.
El cuello
. Efectivamente, el cuello es otro de los lugares que nos hacen estremecer por la excitación que nos producen
Los pezones. Con unas caricias o con unos delicados mordiscos conseguirás que los pezones se pongan duros como el acero. No hay que olvidar que muchos hombres tienen una tremenda sensibilidad en los pezones.
El pene. En este listado de zonas erógenas del cuerpo masculino no podíamos olvidarnos del pene. En él, el glande concentra muchísimas terminaciones nerviosas que reaccionan a la mínima ante la lengua, o con la mano. La base del pene también es otra zona en la que hay que detenerse, ya que también es capaz de proporcionar mucho placer.
Los testículos. Si seguimos descendiendo, no podemos dejarnos los testículos. Pese a que suelen ser los grandes olvidados en las relaciones sexuales, bien estimulados, pueden dar su ración de placer,ya que el escroto es súper sensible.
La cara interna de los muslos. Esta es otra parte que se nos suele olvidar, pero la parte interna de los muslos también es una potente zona erógena.
El perineo.
La zona situada entre los testículos y el ano es una de las zonas que más placer puede darnos. Pasando la lengua o los dedos por fuera, o estimulándolo desde el interior del ano, conseguirás llevar a tu pareja sexual a los límites del paraíso. En esta zona se encuentra el punto G masculino.